El regreso de la naturaleza a la ciudad, nos despierta el deseo ancestral de volver a ella.
Los Baños de Bosque una buena herramienta para el reencuentro.
Nadie duda de todas las consecuencias negativas a nivel humano y económico del coronavirus. Ahí están los datos de muertes, contagios, desempleo, pobreza, … que nos lo recuerda. Difícil de olvidar y de afrontarlo. Sólo con el esfuerzo y compromiso de todos, saldremos adelante, como ya lo hicieron nuestros antepasados con otras pandemias, la peste, la gripe española, y las grandes guerras mundiales.
¿Pero, podemos ver algo positivo en medio de tanta tragedia? A mí me gustaría pensar que sí. El confinamiento ha hecho despertar en nosotros ese sentimiento atávico de nuestra conexión con la naturaleza.
¿Quién no ha leído, o recibido vídeos en estas semanas, sobre algún zorro o jabalíes en el centro de las ciudades, y grupos de conejos en parques cercanos a nuestras casas? Ahora son ellos los que se acercan a nuestro hábitat. Exploran por curiosidad una zona próxima a su territorio, en donde casi no hay presencia de la especie humana.

Algunos de nosotros, urbanitas, miramos ahora con sorpresa las hojas, las flores, y las semillas de ese olmo, que siempre ha estado ahí, en frente de nuestra casa. Empezamos a disfrutar del canto y la presencia de gorriones comunes, que se atreven algo osados, a descansar en el alfeizar de nuestra ventana. O a mirar al cielo en nuestro paseo al atardecer y ver volando alto a los vencejos, que nos recuerdan que el verano llegará pronto.
Familiares y amigos que están viviendo la pandemia en pequeños pueblos, o incluso en el campo, nos dan envidia con fotos de erales y carneros en dehesas con hierba de una buena primavera.
En estos días, hemos visto también interesantes iniciativas, como “Aves desde mi ventana” llevada a cabo por la Universidad Popular de Albacete animando a participar a toda la familia en la observación de aves desde sus hogares.

E. Wilson, el biólogo norteamericano que introdujo el concepto de “biodiversidad”, también es autor del término “biofilia”, la “afiliación emocional innata de los seres humanos hacia otros organismos vivos”; que explica ese instinto básico que todos tenemos, y que al estar en casa se ha potenciado. Muchas familias se dan cuenta y valoran más ahora la importancia para todos, y especialmente los niños, de salir al campo y al aire libre.
En nuestra vuelta a la normalidad, ya sin confinamiento, los “Baños de Bosque” pueden ser una buena alternativa, para sentir plenamente el placer y los beneficios que la naturaleza nos ofrece.
Shinrin-yoku o Baños de bosque, aparece a principios de los 80 en Japón. Promovida por la Agencia Forestal japonesa, como práctica terapéutica que favorece un estado de relajación mental y físico para una creciente población urbana sometida a niveles intensos de competitividad y estrés. También se creó como una medida de protección de sus bosques nacionales y dar valor a los servicios que prestaban.

Esta práctica en esencia consiste en visitar o pasear de manera relajada por un ecosistema forestal y conectar con el entorno empleando todos nuestros sentidos. Es dejar que la naturaleza entre en nuestro cuerpo. En la actualidad, el ‘Shinrin-yoku’, cuenta en Japón con entre uno y dos millones de practicantes. Otros países como Corea de Sur, Estados Unidos, Australia, Alemania, Reino Unido, y también España, empieza a contar con cada vez más personas que lo promueven o lo practican.
No existe una única manera de realizar esta terapia forestal. Desde la opción más sencilla de dar un paseo por un bosque por cuenta propia, o por un parque urbano con naturaleza, hasta apuntarse a un grupo con guía y realizar varias sesiones, existe un amplio abanico de posibilidades para practicar un baño de bosque.
Entre todos “nuestros planes” por hacer cuando se termine la pandemia, ¿por qué no unirse a un Baño de bosque? Una manera diferente de dar un paseo en el campo, con todos nuestros sentidos, como lo suelen hacer otras especies que comparten con nosotros el territorio.
¡Os animo a ello!
Carmen Domínguez Chacón
Ingeniero de Montes
ASEMFO-Un bosque de Oportunidades
Muy Buen Articulo enhorabuena la Ingeniero de montes que lo ha redactado .
Carmen ya nos dirá como apuntarnos los baños de bosque una vez salgamos de esta pandemia.
MI mas sincera enhorabuena por el articulo .
Gonzalo del Conco
Gracias Gonzalo por tu comentario
Muy interesante el articulo y deja un mensaje muy positivo.
No había escuchado antes el termino biofilia, y me parece muy acertado.
Enhorabuena
Estoy de acuerdo con la autora del articulo; tenemos que sacar algo positivo➕de esta terrible situación😓 que estamos viviendo🧱🚪Si salimos mirando con nuevos 👀a la naturaleza🐦 🌳🌲que nos rodea, habremos dado un paso🥾👢 in the right direction🔜. Un baño 🛁🚿 de bosque sería una buena forma de empezar, me apunto!🙋🏻♀️👍
Me ha gustado mucho el enfoque de Carmen Domínguez. Por un lado la naturaleza silvestre se acerca a nosotros y comparte el espacio y el día a día con los humanos urbanos. Por otro lado los humanos nos acercamos a la naturaleza, con la clara sensación de que la necesitamos. Una percepción que debemos consolidar si queremos un mejor futuro para la humanidad y el planeta que nos acoge.
impresionante articulo muy interesante y gratificante el paseo por el bosque
Felicidades Carmen. Leyendo el artículo ya empiezo a «bañarme» en el bosque. Realmente lo anhelo, lo necesito.
Necesito sumergirme en el bosque y dejarme llevar por donde «él» me mande,……seguro que es una gran terapia para todos.